Acorde con lo anterior, la
alta capacidad consiste en una
potencialidad intelectual elevada que es lo que la caracteriza,
no un rasgo de personalidad ni una conducta escolar o un rendimiento concreto. Esta potencialidad inicial, multidimensionalmente configurada,
debe cristalizar a lo largo del desarrollo y tiene un funcionamiento cognitivo que distingue intelectualmente a estas personas respecto de las de capacidad intelectual media. En concreto:
– La alta capacidad intelectual tiene distintas formas de expresión: la superdotación y el talento (simple o múltiple). La superdotación se caracteriza y define por las diferencias en la capacidad intelectual del sujeto y, sobre todo, por su funcionamiento. Su manifestación no es homogénea, no hay un prototipo de superdotado porque su perfil es multidimensional y su expresión es el producto de la continua interacción entre factores neurobiológicos, motivacionales y ambientales. Se identifica como una capacidad intelectual globalmente situada por encima del percentil 75 en todos los ámbitos de la inteligencia, tanto convergente (lógico-deductivo) como divergente (creatividad), lo cual supone que está multidimensionalmente configurada por la combinación de distintas aptitudes intelectuales: lingüística, numérica, espacial, creativa, lógica, etc. El talento supone una muy alta puntuación (percentil 90) en una o varias aptitudes intelectuales, pero no todas. Puede ser simple (p. ej., el talento creativo) o múltiple (p. ej., lógico, creativo y verbal). El genio supone siempre una alta capacidad intelectual (superdotación o talento), una alta creatividad y alta productividad [13]; por lo tanto, reclama la cristalización de la alta capacidad que le sustenta.
– Dado que la superdotación es más que una alta habilidad intelectual lógico-deductiva, el CI no es una medida suficiente para identificarla, porque sólo hace referencia a alguna aptitud dentro de ésta. En cambio, el CI se comporta mejor para identificar el talento (simple o múltiple) lógico-deductivo: lógico, numérico, verbal, espacial, memoria, etc., no el creativo.
– La inteligencia es necesaria pero no suficiente para la expresión de la superdotación y el talento; como se ha indicado, deben cristalizar debido a su interrelación continuada con factores de personalidad, coping, entorno, motivación y esfuerzo, espíritu de época y suerte. Es decir, la alta capacidad inicial debe pasar de ser una promesa en la infancia a una realidad durante la adultez, momento en el que se asocia con la ‘experticia’ o el genio. En consecuencia, superdotación y talento no se heredan.
– Su identificación es un proceso, administrando instrumentos formales e informales de medida intelectual convergente y divergente, de estilos resolutivos, metacognitivos o de aprendizaje, y funcionamiento cerebral.