La distinción entre ambos tipos de inteligencia suelen establecerse cuando se considera la variable edad. Sin embargo, sería más correcto pensar en términos de la influencia de la herencia y/o del ambiente.
Inteligencia fluida
La Inteligencia Fluida alude a la capacidad para adaptarse y afrontar situaciones nuevas de forma flexible sin que el aprendizaje previo constituya una fuente de ayuda determinante para su manifestación.
Presenta una clara relación con aspectos neurofisiológicos (por ejemplo, con el desarrollo de asociaciones neuronales), así como una mayor base genética que la inteligencia cristalizada. En este sentido, sería posible establecer una relación entre el potencial desarrollo de la inteligencia fluida y el handing o el crecimiento infantil en ambientes enriquecidos. Tanto el handing como los ambientes enriquecidos muestran correlaciones positivas con el desarrollo neuronal de las áreas cerebrales vinculadas con la memoria, el aprendizaje y la orientación espacial.
La inteligencia fluida está constituida por
- La capacidad de razonar contenidos abstractos
- El razonamiento lógico
- La capacidad de establecer relaciones o extraer diferencias
Esta inteligencia alcanza su máximo desarrollo más tempranamente en torno a la adolescencia- que la inteligencia cristalizada. Así, a partir de la vida adulta, esta capacidad tiende a disminuir en paralelo al envejecimiento y deterioro de las estructuras neuronales.
Un decremento de la inteligencia fluida puede deberse, tanto al patrón de envejecimiento normal, como a accidentes, enfermedades, consumo de drogas, etc., que producen lesiones o afecciones en diferentes estructuras cerebrales y del sistema nervioso central.
Inteligencia cristalizada
Con la Inteligencia Cristalizada se hace referencia a aquel conjunto de capacidades, estrategias y conocimientos, que representa el nivel de desarrollo cognitivo alcanzado a través de la historia de aprendizaje del sujeto.
La inteligencia cristalizada está constituida, fundamentalmente, por aptitudes relativas a
- la comprensión verbal,
- el establecimiento de relaciones semánticas,
- la evaluación y valoración de la experiencia,
- el establecimiento de juicios y conclusiones,
- los conocimientos mecánicos, o
- la orientación espacial.
Depende en gran medida del aprendizaje derivado de la experiencia previa del sujeto en el ámbito cultural al que pertenece; así una persona desarrollará su inteligencia cristalizada en la medida en que invierta su inteligencia fluida histórica en experiencias de aprendizaje. Es decir, el potencial de desarrollo intelectual con el que una persona nace (inteligencia fluida histórica) alcanzará un mayor o menor grado según sean sus experiencias educativas.
Además, el desarrollo intelectual y el valor máximo alcanzado pueden alargarse más en la vida de una persona en la medida en que su contexto vivencial potencie dicho desarrollo.
Cómo la experiencia vivencial influye en la inteligencia de un individuo puede establecer por medio de las consecuencias del estrés en el deterioro cerebral. El estrés es un peligro para el cerebro humano. Un estudio acaba de revelar que las hormonas que se descargan en nuestro organismo cuando estamos ajetreados, preocupados o nerviosos deterioran una región del cerebro relacionada con funciones cognitivas como la memoria y la orientación espacial.
Muchos experimentos con ratones de laboratorio ya habían descubierto en el pasado una relación entre la segregación de hormonas de estrés (glucocorticoides) y la destrucción de neuronas en el hipocampo del cerebro. Diversos estudios han demostrado cómo las personas que tienen niveles altos de cortisol, una de las hormonas que se descarga en las situaciones de estrés, sufren una mayor pérdida de neuronas en el hipocampo cerebral una región del cerebro relacionada con funciones cognitivas como la memoria y la orientación espacial.