http://www.emotools.com/static/upload/files/serendipidad.pdf La «serendipidad» es un descubrimiento afortunado que se produce sin planificación. Se da de forma inesperada, aparentemente por accidente o suerte del destino. Es encontrar algo bueno que no buscabas. «María José tuvo la curiosidad de «perder el tiempo» poniendo atención en algo que inicialmente no se aplicaba a su negocio, y también la flexibilidad necesaria para abandonar su plan original (cobrar, cobrar, cobrar) y dedicar todas sus energías a atrapar un tren que se le había cruzado inesperadamente. Otros se hubieran obsesionado en vigilar a Julián o en tragar minutos consultando el móvil porque aquello no iba con ellos.» Por tanto, los fenómenos de serendipia no obedecen solo a la casualidad sino también a una actitud que los propicia, y que se traduce en ser curiosos, flexibles y sagaces. «Siempre se nos ha dicho que hay que planificar, prever, definir caminos, fijar objetivos y en definitiva, identificar con claridad qué buscamos y cómo en cada momento. No es un mal consejo, pero se ha abusado de ello, hasta el punto que la obsesión por la planificación ha llevado a construir modelos tan eficientes como rígidos y poco creativos. Detrás de la planificación suelen haber muchas barreras asociativas. Una especie de path dependence (dependencia del pasado) que genera automatismos del tipo «lo que has visto hasta ahora condiciona tu forma de ver el futuro». La experiencia fija con cierta rigidez hacia dónde deberías mirar con más atención, pero a riesgo de que te pierdas mirar en otras direcciones. Quién no conoce la famosa cita de Picasso que dice «yo no busco, encuentro». Pues mira, si bien las organizaciones no pueden funcionar así (conviene, ciertamente, tener unas pocas ideas claras), sí que es positivo crear condiciones no solo para «buscar» sino también para «encontrar». De hecho, concentrarse en el proceso (sin un objetivo tan predeterminado) y no en los resultados conduce, a veces, a mejores resultados.» Las buenas redes son como los bazares, donde prospera el caos creativo, la iniciativa bottom-up y el sentido común «la gracia de las redes no está solo en esas expresiones tan formales de las conexiones, sino también en los llamados «lazos débiles», que se tejen entre personas que consiguen sintonizar en medio de la fiesta gracias a que pueden compartir con libertad en un espacio abierto y sobre todo, pensado para la conversación. En la creación de una red subyace una lógica, la de que hayan sinergias potenciales entre sus miembros. Pero a partir de ahí, si creas las condiciones para la conectividad aleatoria, seguro que se destapan asociaciones insospechadas. Esos lazos débiles no se forjan alrededor de un propósito o resultado definido a corto plazo, pero ayudan a construir la confianza necesaria para que aumenten los contactos y las probabilidades de que se termine descubriendo una oportunidad de colaboración.» Esto es evidente en los casos del empoderamiento de Rafa Palomo y el nuevo proyecto de ASA Marbella, por poner dos ejemplos cercanos y evidentes. Pero hay muchos más, como el «encontrar» las posibilidades que proporciona la red social Facebook, en la que fuimos pioneros y actualmente la entidad de este ámbito que más vínculos tiene. Esta es una fuerza que jamás podríamos haber planificado. Y, sin embargo, se dio. Por «casualidad». Nunca seremos tan listos para anticipar lo que de ahí puede salir, y si intentamos planificar las conexiones, estaremos haciendo un flaco favor a la innovación.