
El pasado viernes 24 de octubre dimos la bienvenida oficial al curso 2025/2026 en el IES Santa Bárbara, nuestro nuevo punto de encuentro para los talleres de ASA Málaga. Fue una tarde llena de reencuentros, emoción y entusiasmo por todo lo que está por venir.
Este año somos ya más de 620 familias las que formamos parte de ASA, y entre todas sumamos 870 plazas en 67 talleres. Cifras que nos llenan de orgullo, porque detrás de cada número hay niños y niñas con curiosidad, energía y talento… pero, sobre todo, familias implicadas, profesorado entregado y una comunidad que sigue creciendo.
Una inauguración para celebrar y reflexionar
Durante el acto de apertura, nuestro presidente Alejandro Soler Gordillo estuvo acompañado por Aurora Díaz Camacho, Jefa del Servicio de Ordenación Educativa, en representación de la Delegación Territorial de Educación.
Su presencia fue una muestra del compromiso institucional hacia las Altas Capacidades y un reconocimiento al trabajo que ASA viene realizando desde hace ya tres décadas.
Alejandro recordó que nuestras actividades “no son un complemento, sino un acto de justicia educativa”, porque donde el sistema a veces no llega, llega la comunidad. Sus palabras resonaron en un auditorio lleno de familias, educadores y voluntarios que comparten una misma convicción: que cada niño y cada niña merece un espacio donde ser comprendido, acompañado y valorado.

Más que talleres: un proyecto compartido
Ajedrez, astronomía, educación financiera, mitología, retórica, programación… Los talleres de ASA son mucho más que actividades: son espacios donde los niños y las niñas aprenden, crean y se encuentran con otros que sienten y piensan como ellos.
Pero ASA no se detiene ahí. Gracias a la implicación de tantos socios y socias, seguimos impulsando proyectos que también acompañan a las familias y a los docentes.
Nuestra Escuela de Familias vuelve un año más como un punto de encuentro para compartir experiencias, aprender y sentirse acompañado en el camino de la crianza.
Y la Escuela de Profes, reconocida ya en toda Andalucía, continúa ofreciendo formación gratuita y homologada a docentes —una iniciativa pionera en la comunidad y de la que nos sentimos especialmente orgullosos.

Treinta años acompañando talento
Este curso es especial: ASA cumple 30 años. Treinta años defendiendo la diversidad del talento, promoviendo la empatía en las aulas y creando comunidad.
Nada de esto habría sido posible sin el trabajo constante de la Junta Directiva, la implicación del equipo de voluntarios y, sobre todo, la confianza de cada familia socia. Sois quienes dais sentido a este proyecto.
Cada inicio de curso es una nueva oportunidad para seguir creciendo juntos. Gracias por formar parte de ASA, por vuestra energía y por seguir creyendo en una educación más justa y más humana.
🗣️ El discurso del presidente, Alejandro Soler Gordillo

Buenas tardes a todos.
Quisiera que mis primeras palabras hoy fueran en recuerdo de Sandra Peña, la joven sevillana de 14 años que decidió acabar con su vida tras sufrir acoso escolar. Su historia, tan injusta como real, nos recuerda que la escuela, ese lugar que debería ser siempre refugio y oportunidad, a veces no lo es para todos. El colectivo de Altas Capacidades, desgraciadamente, convive con el bulling. Por eso quería empezar recordando a Sandra, pero también a Dani Quintana, Jokin Ceberio, Lucía García y Kira López, entre otros.
A continuación quisiera saludar a Dña. Aurora Díaz Camacho, Jefa del Servicio de Ordenación Educativa, y agradecerle su asistencia. Tu presencia aquí es una muestra del compromiso institucional que necesitamos para que la atención a las Altas Capacidades deje de depender de la voluntad de unos pocos y se convierta en una prioridad de todos.
Y aprovecho para saludar también a otros actores de esta gran obra de teatro como son Susana Trujillo, del centro A.S., Lorena García, del centro Itipa, Jose Luis Sánchez, antiguo presidente de esta casa, Maribel Flores, del EOE, a algunos miembros del Consejo de Socios y por supuesto a los padres y madres de ASA que nos acompañan hoy en este acto.
Y por último y no menos importante quiero agradecer enormemente a Lorena Pérez Cañas y a todo el Consejo Escolar del IES Santa Bárbara el habernos acogido este año para la realización de estos talleres que hoy presentamos después de un año de travesía en el desierto tras la finalización del convenio con la UMA.
A menudo, cuando hablamos de “altas capacidades”, los medios de comunicación o la opinión pública imaginan a un niño de notas perfectas, con dos carreras, tres másters y un futuro brillante. Pero esa es una imagen tan parcial como injusta.
Un niño o una niña con altas capacidades no es necesariamente un alumno de alto rendimiento. Puede serlo. Pero puede ser, de hecho, todo lo contrario. Las AACC se caracterizan por una alta potencialidad, una alta predisposición, una creatividad por encima de la media, una mayor facilidad y velocidad en el aprendizaje… pero todas estas características deben estar acompañadas de un entorno que las favorezcan y potencien.Es ese niño que hace preguntas que incomodan, que se frustra con facilidad, que a veces se siente solo porque no encuentra a nadie que piense o sienta como él. Esa niña que te protesta porque se aburre en el colegio, porque le obligan a hacer hojas y hojas de palotes mientras se queja de que le duele la mano de sujetar el lápiz. Esa niña que se distrae porque se mete en un un mundo interior mil veces más interesante que un sistema educativo hecho a la medida de las personas neurotípicas y que tiene que escuchar que «no será tan lista si tarda tanto en hacer la tarea».
Puede ser un niño que se emociona profundamente ante la belleza de una melodía, que defiende con pasión una idea, o que se rebela ante lo que considera injusto. Una niña que necesita que la comprendan, que la acompañen y que la dejen desarrollarse. Es un ser neurodivergente que merece vivir una vida neurodivergente.
Nuestro vocabulario habitual habla de acompañamiento, no de exigencia. De comprensión, no de presión. Porque no todos los niños de altas capacidades son genios, pero todos merecen la oportunidad de ser felices en su diferencia.
Por eso existen asociaciones como ASA. Porque donde el sistema a veces no llega, llega la comunidad.
Nuestros talleres y programas no son un complemento, son un acto de justicia educativa. Son el espacio donde los niños y niñas con altas capacidades pueden encontrar un entorno que les comprenda, que les escuche, y que les impulse a desarrollarse plenamente —no solo académica, sino también emocional y socialmente—.En definitiva, hoy no solo inauguramos un nuevo curso, sino que reafirmamos nuestro compromiso con esa idea: que el talento diverso es una riqueza que debemos cuidar. Que detrás de cada niño, detrás de cada niña, hay una historia, una mirada, una posibilidad de cambio.
Y que ASA —gracias a la implicación de la Junta Directiva que me acompaña, de los educadores y empresarios de la educación, y de las familias que la componen — es una muestra viva de que cuando la sociedad se organiza desde la empatía y la colaboración, se pueden transformar realidades.Porque ASA somos todos, y juntos, paso a paso, seguiremos construyendo un futuro donde cada niño y cada niña, con su singularidad, tenga un lugar donde brillar.