La respuesta es clara y rotunda: NO. EL modelo de sobredotación intelectual de Renzulli, más conocido como el modelo de los tres anillos, es un modelo esencialmente de intervención, y no de identificación.
Para Joseph Renzulli, profesor de la Universidad de Connecticut, la clave no está en resolver la cuestión de si un niño es o no es un intelectualmente bien dotado. Lo verdaderamente importante es proporcionar oportunidades y crear situaciones en las que los estudiantes puedan mostrar conductas propias de personas intelectualmente bien dotadas.
El reto que desea afrontar Renzulli es conseguir que el mayor número posible de alumnos consigan, con el apoyo correspondiente, obtener este tipo de conductas (gifted behaviors).
Sin embargo, la interpretación o la traslación que se ha hecho del modelo de los tres anillos a nuestro país, induce a enormes errores. En la mayoría de los textos en castellano, se interpreta el modelo como un intento de reconocer a un superdotado como aquella persona que dispone de una muy alta inteligencia, una creatividad alta, y una motivación intrínseca elevada, que le permite implicarse profundamente en una determinada tarea.
Sin embargo, el modelo de los tres anillos de Renzulli, no dice esto. Se fundamenta en las conductas que se deben conseguir, y no en el perfil de las personas. Las conductas propias de la sobredotación intelectual, «reflejan una interacción entre tres sectores básicos de rasgos humanos: habilidades por encima de la media, altos niveles de implicación en las tareas, y altos niveles de creatividad. Los individuos capaces de desarrollar conductas de sobredotados intelectuales son aquellos que poseen o que son capaces de desarrollar este conjunto de rasgos y aplicarlos a cualquier área del conocimiento humano. Las personas que manifiestan o que son capaces de desarrollar una interacción entre los tres sectores requieren una amplia variedad de oportunidades educativas que no se proporcionan ordinariamente en el curriculo regular».
Renzulli apunta también que todos los rasgos no tienen por qué estar presentes en un individuo o situación determinados para mostrar conductas de sobredotado intelectual. Por esta razón, el modelo enfatiza en la interacción entre los tres sectores más que en un determinado sector. Y esta es también la razón por la que las conductas propias de sobredotado intelectual se dan en determinadas personas (no en todas personas), en determinados momentos (no en todo el tiempo), y bajo determinadas circunstancias (no bajo cualquier circunstancia).
Renzulli trabaja sobre la idea de que el sistema educativo debe favorecer la interacción de estos tres sectores de rasgos: habilidad por encima de la media, creatividad e implicación en la tarea (motivación). Pero los alumnos con los que se puede trabajar en este sentido no tienen por qué ser capaces de producir este tipo de respuestas sin ayuda.
El especialista norteamericano enfatiza que el sector denominado «habilidad por encima de la media» es una constante en el sistema de identificación que él propone: el grupo de alumnos con habilidad por encima de la media es la población-objetivo y el punto de partida para el proceso de identificación. Estos serán los estudiantes que serán seleccionados mediante el uso de pruebas y tests estandarizados y también mediante criterios no estandarizados. Por otro lado, tanto la implicación en la tarea como la creatividad, se ven como las metas que deben conseguir los programas especiales de atención a alum nos con altas capacidades intelectuales. Suministrando a los alumnos con habilidades por encima de la media las experiencias apropiadas, los modelos de programas de atención para los cuales se identifican a sus participantes, sirven al propósito de promover el desarrollo de la creatividad, la motivación y la consecución de conductas propias de sobredotados intelectuales.
Una puntualización muy importante que hay que hacer es el concepto de habilidad por encima de la media, utilizado por el profesor Renzulli, muy alejado de la interpretación que muchos autores hacen como inteligencia muy alta, o CI por encima del valor 130. Nada más lejos de la realidad. La habilidad por encima de la media es un concepto que Renzulli define en dos direcciones: habilidad general y habilidad específica.
La habilidad general consiste en la capacidad de procesar información, integrar experiencias que resulten en respuestas apropiadas de adaptación a nuevas situaciones (resolución de problemas nuevos) y comprometerse con el razonamiento lógico abstracto. Estamos en el dominio de las habilidades que suelen medir los test de inteligencia tradicionales.
La habilidad específica, por otro lado, se refiere a la capacidad de adquirir conocimientos y destrezas, o la habilidad de ejecutar determinadas actividades en una determinada área especializada del conocimiento humano: química, fotografía, ballet, astronomía, periodismo, música, matemáticas, escultura, etc.
Este concepto de habilidad por encima de la media, es mucho más amplio que el concepto de inteligencia muy alta, o superior a un CI que afectaría sólo a un 2% de la población. Al contrario, Renzulli asevera que, aunque es difícil asignar valores numéricos a muchas áreas específicas de habiildades, él y sus colaboradores creen que las personas con habilidad por encima de la media que son capaces de rendir o que tienen un potencial para obtener este tipo de rendimiento representan del 15 al 20% superior de cualquier área del esfuerzo humano.
La diferencia es, pues, abismal. En Aragón, es frecuente utilizar el modelo de los tres anillos de Renzulli para identificar alumnos con altas capacidades. Es un grave error, que lleva consigo una tasa muy baja de identificación: el 2 por diez mil de la población escolar. Utilizar este modelo como base para la identificación, sólo permite seleccionar a los superdotados más excepcionales, pero no a todos los posibles superdotados, y por supuesto, tampoco se selecciona a otros tipos de talentos (incluidos los académicos o creativos por separado, los verbales o los matemáticos) a los que la legislación actual sí reconoce la posibilidad de atenderlos. Si realmente se utiliza el modelo de los tres anillos, hay que plantearse que la interacción se debe producir en el momento de la intervención, y no con carácter previo a la identificación. De igual forma, si se utiliza este modelo, es preciso cumplirlo en su totalidad, y seleccionar entre el 15 y el 20 por ciento de la población escolar para que el máximo número de alumnos posible se beneficie de las medidas de atención a los niños y jóvenes con altas capacidades.
Para más información:
RENZULLI, J. y REIS, S. (1997): «The Schoolwide Enrichment Model: A How-To Guide for Educational Excellence». Creative Learning Press. Connecticut.
TOURÓN, J., PERALTA, F., REPÁRAZ, Ch. (1998): «La superdotación intelectual: modelos, identificación y estrategias educativas.» Eunsa. Pamplona.
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