Parafraseando a Shakespeare «Ser o no ser, ese es el dilema». ¿Es mi hijo un chico o una chica de altas capacidades, o no lo es? Esta pregunta no es una pregunta banal, todo lo contrario, es una pregunta importante que debe ser respondida lo antes posible, y no para satisfacer una curiosidad, no, sino para en el caso de que la respuesta sea afirmativa, podamos tomar las medidas de atención que necesite el chico o la chica.
La detección del chico o de la chica de altas capacidades es un gran vacío que hay que llenar, pues es el primer paso en la atención educativa de estos chicos y chicas. De nuevo nos surge otra pregunta ¿Quién los detecta? ¿Estamos los padres/madres preparados para detectar a nuestros hijos e hijas de altas capacidades? ¿Están los maestros y maestras, los profesores y profesoras preparados para saber si nuestros hijos son de altas capacidades? ¿Debo recurrir a entidades privadas para saber si mi hijo es de altas capacidades?
La realidad y la práctica diaria arrojan unos datos que no son demasiado positivos, porque una gran mayoría de chicos y chicas de altas capacidades no son diagnosticados como tales, por lo que no pueden ser atendidos desde el sistema educativo como lo necesitarían.
Los mejores diagnosticadores son los padres y las madres de los chicos y chicas, y especialmente si tienen otros hijos o hijas con quien compararlos. De hecho, la frase más común que escuchamos cuando un padre o una madre nos plantea si su hijo o hija es de altas capacidades o no, es «Este chico/a hace cosas y me pregunta unas cosas que el otro/ la otra hijo/a no lo hacía». Este elemento de comparación también se amplía a primos, vecinos, amigos, cualquier otro/a que nos sirva de referente. No obstante, y a pesar de la pericia paterno/materna, todavía se nos escapan casi la mitad de los chicos y chicas, porque los padres y las madres detectan en torno al 50 % de los casos.
Por otra parte, el profesorado detecta alrededor del 40% de los chicos y chicas de altas capacidades. Y no es porque no tengan elementos de comparación, sino por diferentes motivos entre los que podemos citar: la escasa preparación en su formación universitaria en este campo, la falta de tiempo para atender y conocer de un modo más personal y profundo a cada alumno y alumna, dada la elevada masificación de nuestras aulas; y en muchos casos, el interés de los chicos y chicas por pasar desapercibidos, pues no quieren ser diferentes y quieren evitar ser señalados por los compañeros como bichos raros o como empollones.
En el caso de ser detectados por los maestros y maestras o por los profesores y profesoras, son derivados a los Orientadores de los Equipos de Orientación Educativa en Educación Infantil y Primaria o a los Orientadores de los Departamento de Orientación en la Educación Secundaria.
Si como padres/madres y madres no fuéramos atendidos por la administración pública o para ser atendidos de una manera más ágil y rápida, podemos contar con la evaluación psicopedagógica realizada por profesionales privados especialistas en altas capacidades.
Sea de un modo u otro, es necesario que no nos quedemos con las dudas acerca de si mi hijo o mi hija es o no es de altas capacidades, para poder ayudarle de la mejor forma posible. Esta es la cuestión.
Juan Fernández Sarria
Pedagogo del Centro Psicopedagógico A.S.
Orientador del I.E.S. Los Montecillos (Coín)
3 comentarios en “Ser o no ser”
No estoy de acuerdo cuando afirma que el 40% de los niños-as con altas capacidades son detectados por el profesorado o el entorno escolar, está demostrado que la cifra es muchísimo más baja , aunque no me atrevo a hablar de porcentajes. La realidad es que la gran mayoría de los niños-as son detectados por los padres o por personas del entorno del niño, y la gran mayoría de las veces el profesorado no "ve" al niño de altas capacidades, a pesar ,de darles información al respecto, ni hace nada porque la situación del niño cambie. Esto ocurre no sólo por parte del profesorado, sino también por parte del resto del entorno escolar. Desgraciadamente el sistema eduacativo público que tenemos , lo sabe, y no hace grandes esfuerzos ,porque ésto cambie. Esta es la realidad, me consta por casos reales que es asi, aparte de haberla vivido en la historía con mi hijo , un niño de altas capacidades maravilloso, el cual he tenido que cambiar de colegío. Un saludo.
Estimado Señor o Señora, soy Juan Fernández, autor del escrito. Quisiera expresarle varias ideas que me han surgido al leer su escrito: La primera se centra en los datos que he aportado.
El origen de estos datos es una tesis doctoral de la Universidad complutense de Madrid, más concretamente de la Facultad de Ciencias de la Educación, centrada en la detección de alumnos y alumnas de altas capacidades, en la que tuve la oportunidad de participar. En Congresos a los que he asistido recientemente, los datos que se han aportado no difieren significativamente de éstos. Además, en una investigación realizada por mi en los cursos de doctorado de la Facultad de Ciencias de la Educación de Málaga, y tomando como muestra varios colegios de málaga, los datos obtenidos son muy similares, décima arriba o abajo, a los expresados.
Haciendo un análisis frio de estos datos no podemos dejar de pensar que 6 de cada 10 chicos y chicas de altas capacidades no son diagnosticados en los centros escolares y dejan de ser atendidos académicamente de un modo adecuado, que les permita desarrollar al máximo sus grandes potencialidades. Nuestro objetivo, el de todas la personas relacionadas con la educación, los padres de los chicos y chicas de altas capacidades y la sociedad en general, debe ser reducir este número al mínimo haciendo que cada alumno sea atendido de un modo personalizado e individualizado.
Coincido con usted en que los padres y las madres son los mejores diagnosticadores de los chicos y chicas de altas capacidades, por lo que es necesario que sigan informando al profesorado,colaborando con los colegios e institutos y llamando a las puertas necesarias para que la Administración Educativa se centre un poco más en este campo.
Como digo en el escrito, al profesrado le falta mucha formación al respecto para romper los falsos mitos existentes sobre los chicos de altas capacidades y llenar de contenido un campo desconocido para ellos.Esta labor necesita un gran esfuerzo por parte de la Administración Educativa, de la Universidad y de gran parte de la sociedad que todavía no entiende la necesidad de una atención específica por parte de estos alumnos y alumnas, pues piensan que "lo saben todo" o "no necesitan ayuda".
Quiero terminar agradeciendo su aportación, pues experiencias como la suya, hacen mas visible la necesidad dela formación del profesorado. Gracias de nuevo.
Estoy muy de acuerdo con lo dicho por Juan Fernández, pues me consta, como alumna suya que he sido en el camino de la Pedagogía, que todo lo que nos puede aportar es de buena fuente gracias a su constancia, esfuerzo y entrega hacia la educación, la enseñanza y la Pedagogía.
Podemos confiar en su profesionalidad y en su vocación pedagógica como orientador educativo. Eres siempre un ejemplo a seguir, al menos para mi. Elena.